Pensamientos

Creo que no hace falta que explique esta página, pero... Hay algo en lo que se diferencia de los relatos; aunque en los relatos diga lo que pienso, sueño e imagino, aquí expongo mis pensamientos de forma más liberal, no tan literaria. Además, esto podré actualizarlo más a menudo.


               Hace tiempo que lo pienso, que sé que es así. En este mundo no hay igualdad ni libertad de expresión, eso es algo que tengo claro.
A mí siempre me enseñaron a respetar al resto, todos a mi alrededor me decían que eso era lo correcto. Y sin embargo, ahora que he crecido, soy capaz de ver todo tal y como es. Por ejemplo, mis amigas Lucía y Brisa son vegetarianas, yo no. Pero no nos importa, pensamos igual y diferente, así que por ahora, eso no nos parece importante. Y por otra parte, hay gente que esto no lo acepta. Dicen que no es lógico, que es tonto... Incluso se meten con ellas, por pensar de forma diferente. Y no es justo.
En España, hay gente que quiere quitar las corridas de toros (como yo), y otras que quieren que sigan. Bien, pues en su mayoría, cada grupo se mete con el otro, por pensar de forma diferente.
Yo creo que en este mundo no hay "bien" o "mal", tan solo "diferentes pensamientos". Respetar el pensamiento del ser ajeno o no, es decisión nuestra. En mi caso, hay cosas que me molestan, pero no siempre me quejo, aunque sí intento cambiarlo, no insulto al resto por no pensar como yo. Porque para mí, cada uno piensa de una forma y punto. Me guste o no, es así, puedo intentar cambiarlo, pero puedo no conseguirlo.
Aunque también hay casos extremos... Se dice que aquí hay libertad de expresión, ya pues, (perdón por la expresión), y una mierda es eso verdad. En este mundo, un homosexual grita a los cuatro vientos que ama a otra persona de su mismo sexo, y seguro que alguien lo insulta. En este mundo, uno hace una queja porque quiere evitar los toros, y alguno lo insulta porque para él las cosas son diferentes. En este mundo, muchas mujeres no pueden ni abrir la boca, porque un hombre les pegará por ello. En este mundo, muchos niños son enviados a la guerra, sin siquiera saber qué van a hacer. En este mundo, la libertad de expresión no existe porque, mientras haya humanos, estos pelearán, pensarán diferentes, insultarán a otros... Solo, porque no piensan como ellos. 
Lo siento, pero esto no es libertad de expresión, tan solo una farsa de un mundo perfecto, que los humanos hemos creído crear.

---------------------------------------------

               Siempre he creído que en este mundo, todos somos iguales. Que no hay seres inferiores o superiores, que la igualdad existe, sin importar si eres un humano o un gorila. Y de hecho, aun lo creo así.
Sin embargo, conforme pasan los días, las noticias bombardean las calles, y yo me voy enterando de más cosas sobre este mundo... Comienzo a dudar que la igualdad sea tan real como creía.
Cada uno defiende sus ideales de una forma u otra, a veces con una conclusión mejor o peor. Para mí, no hay nada que esté "bien" o "mal", pero sí las hay menos y más correctas. Por ejemplo, no es demasiado correcto que la gente llegue a matarse, porque su forma de pensar sea diferente. Pero sí es más correcto, que algunos jóvenes quieran pasar tiempo con personas mayores, que necesitan compañía.
En realidad, así como en lo anterior contado sí tenía razón para hablar, ahora no tengo una aparente. No sé ni por qué estoy escribiendo esto, tan solo suelto lo que pienso.
Aunque, a lo mejor, si hay una explicación. Atentados. Coches bomba. Robos. Asesinatos. Todo parece cosa de serie o película, pero pasa en la realidad. Y no lo entiendo; ¿por qué? ¿Qué razón hay para querer atentar contra la vida de una persona? ¿Hasta donde llegará el género humano? ¿Acaso no es ya suficiente, que estemos destruyendo el planeta, a cada segundo que pasa, como si nos perteneciese? Me duele, me molesta, me frustra. Es patético saber que la gente llega a suicidarse porque le van a quitar la casa, y que todo lo que hacen para evitarlo, sea inútil. Es patético saber que en este país, y en cada rincón de este mundo donde el humano habita, parece importar mucho más el dinero, que la vida. Y no, no es mentira porque, cualquiera que esté leyendo esto, sabe de sobra que es así. Desde jóvenes estudiantes hasta políticos. Aunque se quiera negar, es la verdad. Los humanos somos lo peor que existe, y punto. Vale, puede haber gente decente y buena en este mundo y de hecho, sé que la hay. Y aun así, no nos atrevemos a rebelarnos. Quizá esta sea una pequeña forma de demostrar mi enfado al mundo, de hacer ver que, aun siendo una "niña" de 14 años, soy capaz de opinar como el resto de humanos de este mundo. Es mi forma de hacer ver que no soy una persona inútil y manejada, que se va a someter y obedecer a lo que otro le diga. 
Todos los que deseamos cambiar todos los defectos antes nombrados, tenemos una forma de rebelarnos. Pequeña o grande, no importa mientras sea eficaz. Porque hay que intentarlo. Aquellos que podemos ver la verdad de este mundo, aquellos que vemos la igualdad y tratamos de defenderla, aquellos que queremos cambiar el mundo y empezar desde cero, nosotros, debemos de luchar por lo que creemos. No podemos caer y rendirnos al primer soplo del viento, sino rebelarnos contra toda la injusticia del mundo, por peligroso que sea. Si no todos luchan, al menos nosotros sí debemos hacerlo.

---------------------------------------------

               Hace un tiempo empecé a estudiar historia. Puede que en un principio no le prestase atención, pero con el paso me fue intrigando cada vez más, y llegué a saber mucho gracias a ella. Aunque más bien, aquello que conocí, fueron todo cosas negativas.
Lo único que está escrito, era aquello que importaba antes, y que importa ahora; las batallas. Me parece algo tonto, quiero decir, ¿por qué recordar sólo eso? Seguro que pasaron también cosas buenas, la guerra y la muerte no son lo único que hay que recordar...
Además, hay otra cosa sobre la historia que empecé a notar hace un tiempo... En cada lugar del mundo es diferente, como es lógico, pero a veces llega al extremo. Por ejemplo, tras conocer a Brisa, me di cuenta que "El Descubrimiento de Colón" fue más bien "El Asesinato de Indígenas Inocentes". Nosotros no podemos hacer nada ya para cambiarlo pero, no sé, me parece mal que aquí se vea como un "descubrimiento" y "victoria", cuando en realidad fue más bien un baño de sangre inocente...
Por otra parte, esto me lleva al tema principal del que voy a hablar brevemente; las guerras. Es un tema bastante conocido en el mundo, tanto en el pasado como en el presente. Es algo tonto, claro, desde mi punto de vista... No sé, están matándose entre ellos por diferencias tontas y por la "Paz". Cosa no existente, por cierto.... Por lo meno no en este mundo, que parece que matarnos es lo más divertido que existe...
Lo he consultado con varias personas, y hemos llegado a la conclusión de que, si por un día se parasen a pensar, todos, sobre a dónde llegarán con tanta batalla, quizá el mundo consiga cambiar algo. Pero claro, es algo tonto, en este mundo todos somos cabezotas y tercos, así que, ¿para qué pararse a cuestionar una idea? Si total, unas cuantas vidas no son nada... No... Como si nos matamos todos, con tal de conseguir más territorio y dinero, los que "llevan el planeta", estarán felices.
Pero bueno, no voy a seguir cuestionando esto, porque cada uno tendrá su opinión, y seguro que hay una "razón lógica" para que haya tanta guerra, destrucción y muerte en el mundo. En cuyo caso, me gustaría poder escucharla. Yo solo sé que a este paso, lo que dejaremos dentro de unos años a las siguientes generaciones, será una tierra muerta y condenada a la desgracia, solo por nuestra ambición de poder.

---------------------------------------------

               De normal soy seria, o así aparento ser, aunque puede que la realidad sea otra. Pocos lo saben.
Por otra parte, aun hoy no tengo ganas de hacer nada, o por lo menos no ahora. Y aun así, siento envidia de los chicos que parecen pasarlo tan bien en la calle. 
Yo, sentada aquí frente al ordenador, pienso en los problemas que hay en el mundo, y qué puedo y podré hacer en un futuro, para  solucionarlos. Puede que no sea lo que una adolescente deba de estar cuestionándose, quizá sería mejor que me dedicara a salir y hacer el loco por ahí. Pero todos lo sabéis, yo no soy como el resto, y dudo cambiar ahora.
Sin embargo, algo que sí que querría cambiar en mi vida, es la impotencia que siento algunas veces. ¿Por qué?, bueno, quizá porque sé de muchos de los problemas del mundo y poco puedo hacer ahora. Sí, lo sé, solo soy "una niña" a los ojos del mundo, pero esta "niña" es más que cualquiera del resto (y no es por alardear, en verdad, me gustaría ser como el resto). Yo estoy decidida a cambiar los errores que hay en este mundo, que son muchos, y poca es la gente que intenta solucionarlos. Yo, saliendo del prototipo de "chica normal", tengo mi ley, mi forma de ser, mis pasatiempos, y algo en mi interior, que me lleva a querer cambiar las injusticias del mundo. 
Porque mi ley es la que dicta la Naturaleza, pero también la que yo misma me dicto. No estoy dispuesta a dejar que el resto influya en mi vida hasta hacerme cambiar por la fuerza. Soy especial, lo sé, pero tampoco soy distinta. Tan solo veo el mundo en el que vivimos de forma radical, sin juzgar todo, pero sin dejarlo pasar, cambiando las injusticias y dando mi opinión. No soy un pez que se deja llevar por la corriente, como muchos otros hacen, soy un pez que lucha contra esta, para ser por fin libre. 
Sí, puede que no sea perfecta, ni muchos menos, pero soy quien soy, y no pienso cambiar porque otros lo vean mal. Yo cambiaré cuando lo vea necesario, y lo haré a mi manera, sin estúpidas reglas que me acosen, ni una leyes que me obliguen a obedecer.

Simplemente ahora mismo, dejo de sentir envidia por los niños de la calle. Porque yo también sé disfrutar, no como el resto; yo no me siento en la hierba a hablar, yo corro por esta a toda velocidad, sin importar lo que diga el resto. Yo salto en medio de una carrera,  para luego tropezarme, caer y volver a levantarme. Yo grito al llegar a la cima del monte, soltando esas ansias de libertad que oculto. Yo, simplemente, no me limito a hacer lo que el resto. Porque yo, lo único que necesito, es a Sky, libertad, y un monte donde correr, gritar y revolcarme. Únicamente eso, es lo que necesito para huir del mundo, y ser libre.

---------------------------------------------

               A veces, pienso que la vida podría haberme sido más fácil. Tampoco es que sea mala, es más, vivo bien, no tengo de qué quejarme pero, como todos, hay cosas que me gustaría cambiar de mi día a día.
Y sin embargo, hoy no es uno de esos días. Hoy, por cosas que desconozco, estoy feliz. No es el mejor día de mi vida, pero tampoco el peor. Y simplemente, soy feliz.
He sacado a Sky por más de una hora, corriendo de aquí para allá, sacando el alma loba, y toda la energía acumulada que tenía. Eso me desquita, correr, sin una velocidad precisa, sin restricciones. Solo correr junto a Sky, con el viento acariciando mi cara, con el sonido de la Naturaleza de fondo. No necesito más, con eso siento la libertad que necesito para seguir viviendo. Como si algo dentro de mí me lo suplicara, y explotara en el momento en el que empiezo a correr.
No importa quién mire, no importa lo que digan, yo soy feliz, y las opiniones de los demás me traen sin cuidado en casos como estos.

Otras veces, veo a gente parada y sentada en la hierba, que ve a los pájaros volar, a los perros correr y al viento soplar, sin pronunciar palabra. Pero más allá de todo eso, yo sé que están deseando correr también, pero que sienten vergüenza por hacerlo. Yo me quedo mirándolas, ¿qué esperan? Si su alma y su cuerpo lo piden, no deberían de retractarse... Aun así, no hago nada, porque no es asunto mío. Simplemente sigo corriendo y esquivando árboles y piedras.

Todo ello, todo lo que soy ahora, no se lo debo solo a Sky, que me enseñó lo que significaba "amistad", tampoco se lo debo todo a Brisa y Lucía, aunque sí en gran parte. También me lo debo a mí misma, que fui capaz de seguir adelante, pese a los problemas que se me planteaban. Porque rendirse nunca es una opción, siempre hay que intentar seguir caminando, pase lo que pase. 
Pero eso, el no pararme a mitad de camino, el no abandonar mis sueños, se lo debo solamente a una única persona. No diré quien, pero fue alguien que me salvó de la "oscuridad" y que, cuando estaba a punto de rendirme, me digo esto: "No gastes tus lágrimas, eso no sirve para nada. Atrápalas y conviértelas en voluntad para continuar. Está bien pararse a descansar en el camino, pero nunca dejes de avanzar."
Aquellas palabras me cambiaron, cambiaron mi forma de ver todo, me enseñaron a no rendirme, a segir caminando siempre hacia delante, a no abandonar mis sueños. Esas mismas palabras, que una vez me salvaron a mí, se las digo yo ahora a todas las personas que no cumplen sus sueños por quedarse a medio camino, a aquellos que en algún momento pensaron en rendirse. Tan solo, piensa que debes de seguir adelante, pase lo que pase.

---------------------------------------------


               En este mundo, hay cientos de niños que han sido obligados a madurar antes de tiempo. Quizá yo, podría considerarme una de ellos. Es cierto; nunca fui a la guerra, nunca fui maltratada físicamente, nunca he sufrido de hambre o de sed... Pero hay otras cosas por las que sí que he pasado, y no son fáciles de superar.  Puede que no haya sufrido lo mismo que muchos de los millones de niños del mundo, pero eso no quiere decir que no lo haya hecho.
Con el paso del tiempo, muchas cosas me han hecho madurar y me han impedido "disfrutar" de la vida. A veces por la muerte de alguien querido, a veces por una enfermedad, y otras veces por la distancia que me separa de algo o alguien querido.  Es poco, pero recordar todo duele. Aun así, no trato de olvidarlo; eso sería una acto cobarde. Si algo he aprendido con todo lo pasado, es que hay que seguir siempre adelante, da igual la carga que soportes, si estás solo o con amigos, no puedes parar  de caminar. Siempre habrá una razón para continuar, aunque tu cuerpo muera, tú siempre tendrás algo que te ayude a continuar.
Mi razón para no caer, para avanzar ante todos los obstáculos que se me plantean, son el resto de seres vivos que hay en el planeta. Hace tiempo decidí-por muy tonto que suene- que si alguna vez dejo de avanzar por mí, continuaré viviendo para ayudar al resto. Mi familia, mis amigos, mis compañeros, mis conocidos, hasta los desconocidos, haré lo que sea por ellos.
No soporto verlos sufrir, o saber que algo les va mal y no pueden cambiarlo. Aun peor, es ver que parte de mi familia, que no puede mantenerse por sí sola, es timada y no hacen nada. Es frustrante que ellos lo sepan y no lo eviten, por cobardía o por miedo, me da igual. Además es injusto, que haya gente que se aprovecha de otras porque saben su debilidad. Esos humanos son los que no merecen perdón.
Todos, mi familia, mis amigos, mis conocidos... Todos, de alguna forma, necesitan mi ayuda. Y yo siempre estaré allí para apoyarles en lo que sea. 
Los he visto sufrir a todos muchas veces, a algunos hasta llegar a perderlos. No quiero ser una heroína, ni planeo prometer cosas que sé que no puedo cumplir. Lo único que quiero hacer, lo único que me hace seguir adelante, es que sé que hay gente que me necesita. Que hay gente que está mal, que nadie los ayuda, que están sufriendo frente a mis ojos. Mientras haya no solo humanos, sino también animales y plantas que necesiten mi ayuda, yo seguiré viviendo, porque ellas son la única razón de mi supervivencia.

---------------------------------------------

               La distancia, ¿qué es la distancia? Para algunos es algo insignificante, porque todo aquello que quieren está cerca. Para otros, como yo, es una de las cosas más importantes de mi vida, porque personas a las que quiero, se hayan muy lejos.
Siempre he querido pensar que no es mucha distancia, pero, ¿a quién pretendo engañar? Están lejos, mucho más lejos de lo que una amistad podría soportar y, aun así, mira, dos años después de conocernos, aun seguimos igual de unidas que siempre. Es cierto que a veces nos peleamos, o sabemos que la otra está mal y querríamos estar a su lado, pero no se puede.
Es injusto, muy injusto que no podamos vernos aun con todas las ganas que tenemos, pero para mí es algo así como una prueba. Algo que mide el nivel de nuestra amistad, que juzga si nuestros lazos son tan fuertes como decimos, o si son débiles y no soportan nada. 
Claro está que incluso a mí me pasa que me molesta y  me quejo de los  miles de kilómetros que nos separan, pero en mi naturaleza no está el rendirme, así que, con lo cabezota que soy, no dejaré que algo tan tonto como unos números y un terreno que correr, me impida ver a mis dos mejores amigas, que ya son para mí mis hermanas.

A veces, estar lejos de las personas que quieres, te lleva a pensar que será imposible verse, que no tiene sentido seguir con eso... Pero, en mi caso y en el de supongo que otros, trae esperanza. Sí, suena tonto; la distancia no es algo bueno, o al menos no lo parece a simple vista. Sin embargo, estar distante, te permite conocer otros lugares, en mi caso allí donde mis hermanas están. Puedo conocer la historia de varios pueblos, otros idiomas, y aprender cosas que aquí no puedo. Puede que sea molesto no poder abrazar a alguien cuando eso es lo que más necesita, pero a cambio se trata de animarla hablando por teléfono o con mensajes. Aunque claro, eso está lejos de poder ser lo mismo. 

Aun así, en lo que a mí respecta, la distancia es algo importante e insignificante a la vez. Porque aunque me parezca una barrera difícil de superar, también es para mí algo que, por mucho que quiera, no me conseguirá apartar de las personas a las que mas quiero.

Hay algo importante que he aprendido en el trascurso de estos dos últimos años, y es que, sin importar la distancia, los obstáculos o las dificultades que se presenten en mi camino, nada me parará a la hora de recorrer el mundo hasta poder abrazar a mis hermanas, y poner rumbo a mi verdadero hogar con ellas.


---------------------------------------------

               Es verano, una época más bien tranquila. Bueno, excepto el último día de clase, cuando todos salen disparados por la puerta del instituto y si no acabas aplastado por la avalancha, es porque tienes suerte... Decid que yo al menos soy rápida y me salvo a tiempo de esto.
Sin embargo ahora los días son largos, más horas de luz, más cosas que poder hacer... En fin, miles de opciones de cosas a realizar en un solo día.
Y aquí, en Navarra, en Julio, llegan los San Fermines. Sí, bueno, una persona cualquiera estaría saltando porque llegan las fiestas de su ciudad... Pero yo no.
No es que no me gusten, quiero decir; tienen su entretenimiento y eso, pero viéndolo desde un punto de vista radical, es algo así: una fiesta donde pasarlo bien, bailar, beber, correr los toros, salir de fiesta, ver fuegos artificiales... Hasta ahí bien, que es lo que pasa durante... ¿La mañana del primer día? Porque el resto de días son así: las calles sucias, pegajosas, llenas de botellas, gente durmiendo en el suelo, borrachos discutiendo, otros tantos queriendo correr el encierro sin poder mantenerse en pie... Todo una fiesta, vamos.
Así que para mí, es algo divertido mientras las cosas no salgan de control. Y eso, no es posible, porque en estas fiestas siempre se sale algo de control. Así que, mientras que mis padres y mi hermana prefieren quedarse bailando gran parte el día, yo prefiero quedarme en el barrio, con Sky, fuera del peligro inminente que hay en la ciudad.

Pero, como en todos mis "pensamientos", lo anterior era solo una introducción, y ahora viene el verdadero tema a discutir. En San Fermines, siempre ha existido la tradición de "los toros", ya sabéis, eso de encerrar al toro en un ruedo, estresarlo, clavarle palos en la espalda, hacerlo sufrir y luego matarlo cruelmente clavándole una espada en el lomo que no, no lo mata, sino que le hace sufrir más. Sí, bueno, esa "tradición" es algo que puede parecer muy entretenido y por lo que yo (perdón por la expresión), les metería a todos los rejoneadores y toreros la espada por el culo, haber si así aprenden lo que sufre el pobre toro. Porque no sé, bastante es ya que lo vayas a matar para comértelo, como que para encima hacerle sufrir...


Pero bueno, ese tampoco era el tema principal (aunque ha dejado claro que soy anti-taurina, pero no vegetariana). Otras de las atracciones principales desde hace dos años, junto a las barracas, son "los ponis". En esta atracción no se matan ponis, pero sí se les hiere mucho. A lo que me refiero, es que es algo parecido a un tiovivo, donde los pobres animales están condenados a dar vueltas sin descanso con niños sobre ellos, durante todo el día. Vale, arriba pone "todos los ponis se cambian cada 2 horas", pero, teniendo en cuenta que en los boxes (si se le puede llamar así a un poco de paja y una valla), solo hay DOS ponis, y mínimo DOCE en la atracción... No sé, los cálculos ahí fallan, ¿no? Y no, no hay camiones ni nada por el estilo donde haya otros animales, porque los alrededores están desiertos. Lo que quiero decir es que esos pobres ponis tienen que aguantar música altísima, el peso de quien quiera que se suba a su lomo y que los niños les tiren de los bocados sin saber que eso les hace daño. Y durante MÁS de las DOS HORAS que "supuestamente" pasan dando vueltas como si fueran tontos, (porque lo de que cada dos horas se cambian es obvio que es mentira...) Además, por si fuera poco, no tienen nombre. Sí, esto es una tontería en comparación con el resto de críticas, pero aun así es patético... Los ponis están atados de los bocados a postes de hierros donde arriba ay un nombre, pero este no es el propio, porque lo que hacen es "cambiar" los ponis entre ellos, para que parezcan que se cambian todos. Y ni siquiera les ponen nombres; los cambian como objetos sin valor, como un mero entretenimiento para ganar dinero.


Yo no soy la única que se queja de esto (la gran mayoría de habitantes estamos en contra de que continúe esta atracción), pero aun así el ayuntamiento no se digna a quitarla. Y DA VERGÜENZA, ver que Tudela, una ciudad de Navarra donde estaba también esta atracción, se haya anunciado que no se podrá permitir a "los ponis" nunca más. Y es un vergüenza para Navarra, porque se supone que Pamplona tiene que dar ejemplo al resto de ciudades, no al revés...

Así que yo digo que, si tantas ganas tienen de subirse a un animal y que este los lleve, que se suban a un humano y lo hagan dar vueltas sin descanso durante todo el día en un tiovivo. 

---------------------------------------------


               Siempre he creído que este mundo es muy injusto. Quiero decir; en realidad, tu opinión no será nunca escuchada por todos, ni serás capaces de tomar tus propias decisiones, sin tener un límite antes. Yo lo sé bien, porque lo estoy viviendo.
Aunque soy una simple estudiante de secundaria como cualquier otro, no puedo negar (para hablar de este tema), que mis notas son altas. Y sí, yo lo celebro con ganas, porque tener de notas tres 8, cuatro 9 y tres 10, es algo digno de celebrar. Pero, aun así, siendo yo, siempre hay algún inconveniente. Por ejemplo; tengo una nota mínima impuesta por mi familia y profesores (8) para no ser castigada, en clase algunos compañeros se quejan de que yo tenga más nota, casi se puede decir que "me obligan" a participar en cualquier competencia escolar... Y la lista sigue. La verdad, en otras circunstancias, me gustaría que a otro le pasase lo mismo que yo, pero en este caso prefiero que nadie más sufra así... Que bueno, no es algo muy molesto, pero sí en parte. 
Hace un tiempo (a final de curso), nos hicieron estas pruebas para ver la nota media de cada instituto, que yo, por supuesto, estoy en contra de hacer. ¿Por qué?, no sé.... Puede que sea porque es la semana de los exámenes finales, donde nos jugamos el curso (o al menos la gran mayoría lo hace), o que creemos que ya es bastante con las notas recogidas de todos los exámenes realizados, o que el examen es de cosas que muchos no recuerdan... Yo lo voy admitir, no hago las pruebas con ganas; en la de matemáticas dejé una tabla de cálculo por hacer ya que tenía que concentrarme más, y decidí no hacerla, ¿por chulería?, no. Solo porque a la siguiente hora tenía un examen de tres temas de Ciencias Sociales bastante difícil, y necesitaba concentrarme en eso, que sí que me iba a servir para algo. La prueba de lengua la hice como leyendo el periódico (eran todo historias y preguntas, así que no hay mucha diferencia...) Inglés la utilicé bien, ya que es una asignatura en la que tengo notable, y lo vi como una oportunidad para repasar. Y en Naturales parecido; se me da bien, y como las preguntas eran de animales...
Bueno, ¿quejarme?, no mucho, para mí y otros muchos seguramente era fácil, pero no es así para todos. Tras entregar los exámenes, me fijé en el resto de la clase; la mayoría estaban nerviosos, parecían cansados y algunos repasaban exámenes finales sin parar. Es algo injusto; parecía que fuéramos a explotar de cansancio en cualquier momento...
Y aun peor, el penúltimo día de clase, apareció una profesora de Naturales de otro centro, diciendo que debíamos de hacer un examen de prueba más, para comprobar los exámenes del años que viene. Solo nuestro centro, solo nuestra clase, nos explicamos. Y la mitad de la clase, junto a mí, nos negamos completamente a hacerlo, ¿la razón?; estábamos a punto de acabar el curso, queríamos olvidarnos de todo, no pensar más en ninguna asignatura, ¿y nos venían con esas? Pero no, esa mujer tuvo que dar el gran discurso, que si no mal recuerdo, era algo así:
"Sé que estáis cansados de exámenes, pero tenéis que entender que esto es necesario. Hemos elegido vuestra clase porque hay personas con altas notas, y hemos pensado que así es mejor. Además, tenéis que hacerlos queráis o no, pensad que esto es como un experimento con vosotros, por el bien de la próxima generación tras nosotros. Y también, así podemos evaluar mejor quién tiene más posibilidades de tener un mejor futuro. Así que será mejor que no os lo penséis dos veces, y hagáis el examen"
Veamos... Bueno, si se presenta la duda; 16 de 21 personas, no hicimos el examen "exclusivo" de nuestra clase. Ahora... "Experimento con vosotros", "por el bien de la próxima generación", "evaluar quién tendrá un mejor futuro"... Esas son las tres cosas de las que mejor me acuerdo de todo. Algo cruel viniendo de un adulto, ¿no? Pues eso nos dijo. Tan solo le faltó decir que no tenemos libertad, que estamos obligados a hacer eso aunque sea sólo nuestra clase, y que sino habrá consecuencias. 
En serio, ¡es injusto! Sé que quizá ahora "seamos niños", pero eso no quiere decir que debamos de estar llenos de exámenes, o que tengamos que medirnos unos con otros institutos, para ver quien es el mejor. Y puede que yo no sea la más indicada para decirlo, pero no veo adecuado lo que hace el gobierno; más pruebas para ver nuestro nivel, y casi división de clases según "el nivel de inteligencia" del alumno. Desde mi punto de vista es como si se creyeran que somos algo que pueden manejar, que nos pueden obligar a hacer lo que quieran y que pueden elegir nuestro futuro.
No sé, simplemente me da la impresión de que, individualmente de cómo seamos, de quien sea el más listo, o quién tiene más posibilidades de "triunfar" en el futuro, aun somos niños a la vista de muchos adultos y que, por lo tanto, no deben forzarnos más de la cuenta.... Y no es una queja a estudiar (de hecho, me parece tonto decir que no quieres estudiar...), solo es una opinión sobre la educación actual impuesta...
Sinceramente, me gustaría (aun siendo una niña/cría a vista de muchos), que por un momento el gobierno pensase en lo mejor para TODOS los alumnos, no solo para los más listos o inteligentes, sino también para el que se esfuerza pero no le sale todo como quiere. Deben de mirar por nuestro bien actual, no por el bien del mundo en el futuro, o de quién será presidente y quién será abandonado. 

---------------------------------------------

A veces, miro al resto de personas a mi alrededor, y me pregunto si alguna de ellas habrá visto lo que yo. Si alguna de esas personas ha mirado a la muerte a la cara, y se ha atrevido a decirle que esa no era su hora. Nunca lo sabré, ya que ninguna de las vidas a mi alrededor me importan demasiado.
En mi caso, más de una vez he podido creer que iba a morir pero, lástimamente, no pude correr esa suerte. Aunque mi vida está manchada por algo que no puedo borrar y que me acompañará hasta el final, mi cuerpo y mi espíritu no son capaces de rendirse a los brazos de la muerte, donde quizá algún día, sea capaz de encontrar tranquilidad.

En los catorce años que llevo vividos, solo he visto morir a una persona, pero eso es más que suficiente para saber que la que debía de haber muerto entonces, era yo. Aun ahora, mi mente divaga con la duda de si es correcto seguir viviendo, o debería de abandonar mi vida y entregársela a alguien que sí que la merezca. Puede que esa sea la mejor opción, aunque en realidad, veo el suicidio como algo demasiado patético y cobarde como para llegar a realizarlo.

Existen momentos en la vida en las que no puedes elegir lo que va a pasar, y esos momentos, son probablemente los peores que se pueden vivir. Sino, yo no me sentiría así al volver mis recuerdos atrás, y no tendría ninguna razón para seguir viviendo.
Simplemente, existo para transmitir un legado a la siguiente generación, para hacerles ver que seguir los pasos de los humanos actuales, no siempre es la mejor opción. Y si no lo consigo, querrá decir que mis esfuerzos por salir de situaciones peligrosas, o el simple hecho de que haya vivido todo este tiempo, no habrán servido para nada.

---------------------------------------------

Hoy es un día especial. No es mi cumpleaños, ni el de alguien cercano, ni se celebra ninguna fiesta conocida... Pero, es para mí el día más importante de mi vida. Este 5 de Agosto del 2013 se quedará grabado por siempre en mi memoria, ya que ha sido el día en el que por fin pude abrazar a mi Hermana Loba, Lucía. 
He descubierto que una parte de mí se encuentra con ella, porque al poder abrazarla y sentir su tacto contra el mío, mi alma se ha sentido más fuerte que nunca. Y de la misma forma, al verla marchar, esa parte se ha vuelto a ir con ella, pero no me importa; sé que Lu cuidará muy bien de esa parte de mi. Además, no es la última vez que nos vamos a ver; este mismo viernes, volveremos a unirnos en un fuerte abrazo, volveremos a llorar y volveremos a reír juntas. Porque ese día recorreremos 24Km unidas de las manos, subiremos a un monte y gritaremos juntas en la cima. Este sábado, vamos a mostrar que nuestra unión no es mentira, que somos Hermanas aunque no sea de sangre, que nuestros corazones están más unidos que los de cualquier otras personas.
Ahora sé que la amistad es algo más que una palabra, que es algo más que un momento. Son varios momentos juntos que crean la vida de varias personas. 

No sé si de verdad interesa mucho, pero voy a contar cómo fue el verle hoy. A penas fueron tres horas juntas, pero fue más que suficiente para llenar el vacío de mi interior al no poder verla ni abrazarla.
Cuando he llegado a la estación de trenes, he empezado a dar vueltas y a mirar el reloj continuamente, simplemente creía que el tiempo no avanzaba; que ya tardaba mucho en llegar el tren. Luego me han informado de que la vía había cambiado, y he corrido como una desesperada a la parada de enfrente, tanto que he estado a punto de caerme en un par de ocasiones.
Cuando ha llegado el tren, lo único que era capaz de pensar era una cosa; "Lucía", "Lucía", "Lucía"... Al reaccionar, he preguntado a la azafata por el vagón en el que viajaba, y ella me lo ha enseñado. He esperado en la puerta nerviosa, hasta que por fin, la he visto. Ha saltado los escalones hasta llegar a mí, y ha sido entonces cuando nos hemos unido en un fuerte abrazo, uno de película; hemos estado a punto de caer a las vías de enfrente del impulso... A nuestro alrededor, las personas nos miraban y susurraban cosas que la verdad, a ninguna de las dos nos importaban realmente. No sé cuánto tiempo hemos estado abrazándonos, quizá han sido unos segundos, o puede que unos minutos. Solo sé que mi corazón latía más desesperado que nunca, gritando un "¡Por fin!, ¡por fin puedo estrecharla entre mis brazos!"
Sin embargo, sabíamos que esa felicidad no dudaría para siempre; en menos de tres horas tendríamos que despedirnos. Pero aun así, estábamos dispuestas a disfrutar al máximo aquellos 180 minutos que la espera del autobús nos brindaba. Creo que no nos hemos soltado la mano mas que para comer. Por entonces aún no nos lo creíamos; más de dos años después de conocernos, por fin estábamos juntas, aunque fuera por poco tiempo, por fin podíamos mirarnos a los ojos e ir de las manos juntas.
Después de eso, hemos dado un paseo por la ciudad, mostrando lugares que podrían haberle llamado la atención, sino fuera porque ambas estábamos demasiado ilusionadas y concentradas en estar juntas que en otra cosa.
Creo que la despedida ha sido lo más duro de afrontar para las dos. Ella debía coger un autobús para seguir su viaje, y yo debía de quedarme en casa. Al llegar al lugar indicado, nos hemos abrazado con toda la fuerza posible; mis padres, sus tíos y todos nos miraban. Supongo que no hemos llorado porque sabíamos que volveríamos a vernos dentro de poco, pero ganas no nos han faltado. Finalmente, ha subido al autobús, y yo la he despedido con la mano, deseándole suerte en su camino.

El viernes nos volveremos a ver, pasaremos el día juntas y parte del sábado también. Para nosotras no es mucho, pero siempre es mejor que nada, y pensamos aprovechar cada segundo juntas; sin soltarnos de las manos, sin separarnos en ningún momento. Siempre juntas.

Y ahora puedo afirmar lo más importante que aprendí; siempre creí que nuestro encuentro sería el final de la historia, y por fin me he dado cuenta, de que es solo el comienzo de una nueva vida para nosotras.
Después del sábado no sé cuánto tardaremos en vernos; si serán meses o años, solo sé una cosa, que con nuestro lazo más fuerte que nunca, ya pueden pasar varias eternidades sin vernos, que nuestra amistad seguirá igual de firme que cuando decidimos ser Hermanas.

---------------------------------------------

Nunca creí en la amistad; "es algo pasajero", pensaba. Años enteros sin confiar en nadie, viendo como "amigos" se peleaban y traicionaban cada día.
Ahora no es tan diferente, aunque puedo afirmar una cosa; la amistad sí existe. Yo la poseo y, la verdad, no es algo fácil de conseguir. Porque hay mucha diferencia entre "compañeros"  "amigos. Una cosa  es ayudar a alguien y estar a su lado, la otra no es ayudar, es entrar y salir juntos de los problemas, es no poder separarse del otro, porque sino una parte de tu se va con él.

Yo tengo muchos compañeros; mi familia, la gente de clase, otras que conozco del barrio... Por ellos podría hacer muchas cosas, los ayudo cuando puedo y a veces hablo con ellos cuando los encuentro en la calle. Pero, amigos, solo tengo tres. Tres seres que pueden ver a través de mi, que saben cómo me siento y que no tardan en averiguar qué me pasa. Para mi son tres hermanos en los que confiar y poder viajar con ellos, son mucho más de lo que se puede pedir en una vida. Porque verdaderos amigos hay muy pocos, y tan solo algunos pocos tenemos la suerte de contar con ellos.
No hace falta nombrarlos, ellos ya saben quiénes son, porque sólo ellos me conocen más que yo a mí misma. Los he encontrado con el tiempo, hemos forjado lazos indestructibles con el tiempo y siempre nos hemos tenido los unos a los otros para ayudarnos siempre que lo necesitábamos.
Aquellos que son mis amigos,  a los que yo decidí nombrar Hermanos, solo ellos pueden entender el significado de mis palabras. Solo ellos pueden entenderme mejor que cualquiera que me conozca desde pequeña. Solo ellos merecen mi confianza.

Un mundo sin ellos tres, es completo sinónimo de Infierno.

---------------------------------------------

Siempre, en algún momento de la vida, una persona pasa de ser niño, a vivir como adulto. Muchas veces es sin que se de cuenta; uno cambia mientras está creciendo, es todo. Pero en otras ocasiones, algunos nos vemos obligados a cambiar de alguna forma, "maduramos" antes de lo normal, o cambiamos nuestra forma de pensar, haciendo que otros nos vean... Diferentes.
Puede que suene fantástico o tonto, pero queramos o no, es así. Porque el mundo no es perfecto; las guerras salen día a día en las noticias, los atracos, las muertes, los accidentes... Todo pasa muy cerca de nosotros, y pocos mueven un dedo por ayudar al resto. En teoría, es así; uno siempre mira por su familia y por él, pero el resto solo importa si nos influye de alguna manera.
En mi caso, al tener una mente bastante abierta (aunque eso no quiera decir que sea ingenua), me doy cuenta de casi todo lo que pasa a mi alrededor y, quiera o no, me siento mal por ello. Porque cuando veo las noticias y las guerras de Irán o Afganistán salen reportadas, mi mente se debate entre sentir odio o pena hacia la raza humana. Porque todo eso; las bombas, los sacrificios, las armas... Son cosas estúpidas que los humanos hemos creado para algo que tan solo imaginamos; La Paz. Y es frustrante, y mucho, ver que hay personas a las que no les importa lo que pasa, si alguien muere o una bomba estalla destruyendo casas y vidas, a muchos les trae sin cuidado mientras no tenga que ver con ellos.
Sin embargo, no descarto que haya personas que sí se preocupan por el resto, que tratan de ayudar y miran por todos como si fuesen su familia y hermanos. Yo no puedo hacer mucho, a parte de firmar contra injusticias y levantarme contra este tipo de cosas de esta forma, pero al menos intento hacer algo. Lo que yo pretendo hacer, es defender lo que creo correcto, y no solo en cuanto a humanos; los animales y las plantas son igual de importantes para mí que mi propia especie. Porque cuando me informo o veo algunas de las brutalidades que suceden cada día, por culpa de un invento humano o alguna idea estúpida, mi corazón se retuerce por dentro, grita que haga algo para cambiar lo que veo, y a veces, desearía poder arrancármelo para evitar todo ese dolor que se acumula dentro de mí. Y por otra parte, quizá una más masoquista, me niego a borrar todo lo que he visto y sentido, porque creo que si aquel dolor lo sienten ya muchas personas, yo no soy quién como para tener el privilegio de no sentirme igual. Es algo idiota, lo admito; esa mentalidad es masoquista, pero es la única opción que me queda para mantener mis pies sobre la Tierra, para saber que la impotencia que siento cada vez que pasa algo, es real.

Y no pretendo ser engreída, pero nosotros, las personas que nos preocupamos por el resto, que nos sentimos mal cada vez que algo malo pasa, que desearíamos sacrificarnos si así acaba el sufrimiento, somos quizá los que mejor vemos el mundo. Observamos la vida y afrontamos todo como nos viene, tratamos de cambiar las cosas de nuestro alrededor, porque si uno alguna vez ha sentido impotencia, sabrá a qué me refiero con todo esto. Y no somos héroes, ni yo ni aquellos que ayudamos al resto. Nosotros somos personas, todos y cada uno de los humanos del planeta, somos como microbios en el Universo que tratan de beneficiarse a costa de las vidas de otros. Pero, si uno cambia su mentalidad, si es capaz de decir "¡basta!" al ver el sufrimiento ajeno, quizá entonces, el microbio pueda llegar a ser un anfitrión, y consiga cambiar lo que está mal a su alrededor para ayudar al resto.

---------------------------------------------

Una de mis muchas aficiones es mirar las diferentes caras de la tristeza. Con el tiempo la he visto de muchas formas distintas, y no solo humanas, también animales. Porque, bueno, yo veo lo mismo al mirar a un perro que a un humano, y dudo que eso llegue a cambiar en mí en algún momento.

Hace unos días, fui a una jornada de adopción, no era nada grande ni especial, tampoco acudió mucha gente, pero mis manos temblaban igualmente. Yo sólo iba a ver y comprar algo para Sky, ya que no puedo permitirme tener otro perro en casa; si pudiera ya tendría más de tres. Sin embargo, quería ir a ver a aquellos que buscaban un hogar, un lugar estable donde pudieran ser queridos.  
La verdad, desde este punto de vista soy algo masoquista, ya que deseaba ir a verlos solo para saber que no eran todo lo felices que podían, y contagiarme de esa tristeza. A simple vista no parecían trises, o eso les parecía a los que fueron a ver las exhibiciones caninas, pero yo podía ver más allá de esos ojos, podía saber cómo se sentían en realidad. Aunque no es muy difícil imaginárselo; ellos viven en jaulas, salen a pasear cuando los voluntarios aparecen, y comen poco porque la protectora no tiene ayuda del gobierno, solo de las donaciones. 
Todos los perros que se podían adoptar llevaban un cartel en el que ponía su nombre, y ellos movían la cola alegres cada vez que alguien se les acercaba a acariciar, pensando que quizá esa persona sería la que le diese el amor que necesitaba. Casi me sentía culpable cuando yo misma me agachaba a su lado y les rascaba la cabeza, y luego al levantarme me miraban con tristeza. Uno, en especial, me llamó mucho la atención. Su nombre era Astor, tenía solo ocho meses y, por razones que no me atreví a preguntar, tenía más aspecto de lobo que de perro. Él se pasó gran parte de su tiempo allí mirándome mientras le rascaba o le susurraba cosas, pues algo me hacía estar a su lado.
Otros de los perros de la jornada ya tenían dueño, y en su cuello llevaban atado un pañuelo en el que ponía "Yo tuve suerte, fui adoptado". Estos miraban continuamente a su dueño, movían el rabo y esperaban a que les acariciaran. Parece una tontería, ¿no?, pero ese simple hecho hacía que mis ojos se humedecieran y tuviera ganas de llorar, no sé si de alegría o de tristeza, pero el verlos hacía arder a mi garganta y me impedía prestar atención a otra cosa que no fuera sus ojos. 
Pude ver exhibiciones que hicieron de agility, disco y rastreamiento, algo que sorprendió a muchos de los presentes; como si los perros sin dueño no pudiesen hacer lo mismo que aquellos que sí tienen. Puedo memorizar cada raza que había allí; Collies preciosas que eran expertas en disco, galgos que se te acercaban en busca de una caricia, mezclas peludos que ladraban para que les lanzases un juguete... Podía sentirlos cerca, jugar con ellos e incluso entender cómo se sentían. Fue algo inolvidable al igual que triste porque, al fin y al cabo, ellos volverían a sus instalaciones al caer la tarde, y yo regresaría a mi mundo, donde podría llorar en soledad por el sufrimiento ajeno.
Pero aun así no me arrepiento; no soy capaz de hacer tal cosa. Ahora sé que no importa lo que mi familia opine, ni lo que la gente comente sobre mí, yo iré cada tarde que pueda a la protectora, a demostrar a mis pobres hermanos que no están solos que, mientras que estén allí, mi alma les acompañaría hasta el día de su partida. De esa forma, ayudando a sacarlos a pasear y limpiar sus jaulas, quizá no me sienta tan inútil como ahora.


No hay comentarios :

Publicar un comentario